Parroquia Santa Maravillas de Jesús

Las primeras aproximaciones al lugar son intuitivas, y surgen como reacciones del análisis del contexto, atendiendo a todos aquellos elementos que definen y organizan lo específico del emplazamiento: sus usos, su topografía, su ambiente, su clima, su escala, su geometría, sus distancias… entendiendo el conjunto de todos estos factores como un campo de intensidad, en el que la propuesta debe optimizar sus relaciones. La necesidad de la arquitectura como ordenadora del territorio y del paisaje es una oportunidad que pocas veces se presenta a la hora de proyectar. El objetivo de la propuesta, se centra en encontrar un sistema y una estructura de organización que genere una coherente y equilibrada articulación de las funciones del programa, sin caer en las rígidas estructuras funcionalistas. El sistema de ocupación del lugar tiene que ir incorporando, a los criterios de estructura y organización, factores sensoriales de ambiente que se traduzcan en agradables grados de percepción. La búsqueda de la calidad ambiental, retoma antiguas aspiraciones del hombre en su esfuerzo por establecer un equilibrio armonioso con la naturaleza. Planteamos en nuestra propuesta un modelo constructivo que recurra a sistemas pasivos de control medioambiental, siguiendo una estrategia sencilla que asocie ventilación natural e inercia térmica a los dispositivos de protección solar. La proximidad del río, nos lleva a tener la certeza de la existencia de nivel freático a poca profundidad. La abundancia de agua en el subsuelo deja de ser un inconveniente y se convierte en un elemento fundamental de la propuesta. La geometría se enriquece con los valores ambientales asociados al agua. La organización, basada en criterios orgánicos de desarrollo de una estructura horizontal de crecimiento ilimitado, nos permite combinar llenos y vacíos articulados en un sistema de mallas que forman las circulaciones. Los espacios se ordenan en torno a patios formando un complejo tapiz, en el que se alternan, láminas de agua, árboles de sombra y aromáticas. El exceso de edificabilidad, incompatible con el desarrollo de la estructura horizontal de crecimiento ilimitado, se compensa, con bloques lineales de desarrollo vertical, que se levantan del plano del suelo, para expresar su voluntad de no pertenecer a la misma. El contraste de crecimientos, horizontal y vertical, permite una clara identificación formal de las zonas, tan diferentes en su expresión como en su uso.

El encargo se produce tras ganar un concurso restringido con una solución arquitectónica caracterizada por un expresionismo de cierto misticismo. Fueron varios años de lucha para tratar de encajar la propuesta definitiva en una parcela segregada de menos de la mitad de la superficie de la parcela matriz y que mantenía los mismos parámetros urbanísticos. Difícilmente podían cumplirse los retranqueos con un programa que finalmente agotaba la edificabilidad. El presupuesto, en su mayoría proveniente de un donante anónimo, también era escaso. Los módulos que manejaba el servicio técnico del arzobispado para una parroquia con dos viviendas y el programa requerido rondaba los tres millones de euros. Se disponía justo de la mitad. Se hicieron muchas soluciones para encajar el proyecto manteniendo la idea inicial pero terminó en un callejón sin salida. El proyecto fue retomado algún año más tarde cambiando su estrategia. El expresionismo dio paso a un racionalismo de raíz popular. Servían de orientación las sencillas y bellas iglesias de los poblados de colonización. Hacer algo muy sencillo y austero era la manera de construir y creemos que debe ser la única. Las ideas que se explican a continuación es síntesis de los aspectos básicos del proyecto: Imagen: Imagen sencilla y clara en su expresión, inequívoca de iglesia. Austeridad: Planteamiento austero evitando recursos formales innecesarios. Luminosidad: Luminosidad, asociada a la sencillez del espacio y de los materiales. La trompa de luz natural y artificial es solo un símbolo sobre el altar. La luz se recibe con generosidad por las orientaciones este y oeste matizadas por colores complementarios a los de la orientación. Funcionalidad: Solución del programa de manera clara y efectiva. Modernidad y proyección futura: La imagen arquitectónica de una parroquia debe responder a un mensaje moderno y alegre de la Iglesia. El reclamo de reunión y congregación es precisamente la modernidad. Una modernidad luminosa, profunda, clara y sencilla es el mejor mensaje de una Iglesia que quiera proyectar al futuro sus ideas esenciales e inmutables. La devoción es algo más que la adoración de Dolorosas con el corazón extracorpóreo traspasado de sablecillos, es una corriente mística, un impulso eléctrico y de luz que proviene de inspiración divina. El planteamiento de los que ayudan a que llegue esa inspiración debe ser moderno y revolucionario; expresado con verbo claro y luminoso. Un mensaje resplandeciente y alegre. Ello debe traducirse en construcciones sencillas, acogedoras y bellas, que inspiren alegre devoción. Retablo: Un muro blanco curvo, recortado contra negro, debía de servir de soporte para la cruz y el sagrario. También hubiera tenido cabida la abundante iconografía popular en poder del párroco. Colocadas con espontaneidad, como se hacía en los pueblos. Hubiera estado lleno de figuras con más sentido que lo que al final resultó sobre pedestales inapropiados. Campanario: La losa que remata la iglesia, una logia campanario con barandilla de redondo liso, nos la imaginábamos llena de pequeñas campanillas de convento que pudieran hacerse sonar los días de la Virgen. Ahora está desnuda y vacía. Un campanario sin campanas. Mobiliario: Se pensó todo el mobiliario, muy sencillo, acorde con la iglesia; altar, ambones, bancos confesionarios, butacas de la sede e incluso el sagrario. Para el altar una fina estructura, de cuadradillo de hierro pintado en negro, soportando una pieza de mármol blanco de 10cm de espesor. Las butacas, de madera y lona amarilla, inspiradas en ejercicios de la Bauhaus tenían a la vez un aire de modernidad e intemporalidad. El párroco desatendió argumentos, cuestionó todo y prefirió lo que ahora está en la iglesia y en las salas de abajo. Un mobiliario desatinado. El confesionario apenas cabe, sin la cruz que lo coronaba. Se inauguró la iglesia adornada de flores de plástico. A los pocos meses se ha sustituido sin consultarnos una de las dos grandes puertas del cortavientos. Las dos juntas estaban bien y generaban efectos cinéticos.