Edificio de Facultades Técnico Experimentales en el CEU

1999. Segundo Premio.

1999. Segundo Premio.

Unos nítidos volúmenes de chapa levitan ligeros sobre un alargado basamento de hormigón prefabricado blanco… El presupuesto exige austeridad y precisión, no sólo en términos presupuestarios sino también en economía de la forma, respondiendo a nuestra voluntad de proyectar edificios muy contenidos volumétrica y figurativamente, sin alusiones estilísticas y alejados de caprichos y frívolas exhibiciones. Convencidos además de que las formas austeras concentran mayor energía y ya sabiendo que claridad en la idea es algo que la austeridad da paso. El resultado final no es una traducción lógica sin más de un sistema de funciones que determina la forma; hay más cosas que constituyen una idea. Compositivamente nos interesa el ensamblaje de los estratos que se superponen en cada uno de los niveles muy distintos entre sí, en especial entre la planta baja y a planta primera. En correspondencia, una coherente y organizada estructura cose todo el sistema. Las variaciones morfológicas de volúmenes que se cruzan ayudan a controlar el soleamiento y facilitan la captación de luz. Este manifiesto cambio direccional entre planta baja y las siguientes, además de facilitar las circulaciones se hace con un sentido escultórico que establece ejes y líneas de tensión en dos direcciones dominantes que se cruzan para establecer vacíos y pausas materializadas en un articulado y grato sistema de patios ajardinados y espacios exteriores cubiertos que crean alternancias de luces y sombras. Se remata con rotundidad la propuesta estableciendo una rítmica disposición de los volúmenes de los 15 cubos que siendo parecidos son distintos por la forma de capturar la luz. Ahí es donde se organizan los 30 laboratorios, todos con la misma superficie y posibilidad de distinta iluminación. La manera de componer ha sido libre y el acierto radica en hacer que los distintos fragmentos concurran en un todo armónico. Con ello queremos decir que se ha resuelto cada función por separado con la intención de conseguir en cada bloque de piezas la mejor organización interna y el máximo rendimiento funcional, así, las aulas se organizan en un sistema de ejes con núcleos de comunicación y aseos que sirven a cada uno de ellos. En este nivel, los núcleos se relacionan entre sí. Escaleras secundarias completan la evacuación en caso de emergencia. La organización departamental optimiza su distribución interna y la relación con aulas y laboratorios al situarse en una planta intermedia. En planta baja se sitúan los espacios comunes alternados con patios y zonas cubiertas en una disposición de máxima flexibilidad y relación espacial y visual dentro de una trama. La ordenada fragmentación conseguida establece una escala apropiada que disminuye los efectos de la excesiva densidad de edificación. En cuanto a la relación con el resto del Campus, se resuelve con una sencilla comunicación que salva los desniveles sin barreras arquitectónicas. Por último se han elegido los materiales convenientes a emplear según su posición y la función que encierran, adecuándolos constructivamente a la idea y al momento actual (todo ello queda suficientemente explicado en el detalle constructivo). Dada la escasez de presupuesto, se piensa en un sistema constructivo sencillo y prefabricado pudiendo acometerse la obra en dos fases al estar los cubos separados conceptual y físicamente del resto de la edificación. En cuanto a las instalaciones, aparte de las normales en todos los edificios, tendrá un desarrollo especial la distribución de todo tipo de gases a los laboratorios.