Biblioteca en Setubal
2013.
2013.
Setúbal no podía ser la excepción. Las ciudades que deberían tener la fortuna de aprovechar sus condiciones naturales de relación, entendimiento y equilibrio entre sus límites y fronteras con la naturaleza, han ido, en su afán de domesticar el orden natural, construyendo incomprensibles barreras de la más absurda artificialidad quebrando el principio orgánico y de alianza con el ámbito que generó su fundación. El resultado suele ser una confusa estructuración de espacios mal ganados a la naturaleza, rígidos, ambiguos y duros que van envolviendo los núcleos originarios formando fronteras y límites que impiden la fluida y armónica relación entre las ciudades y su paisaje. Es aconsejable aprovechar toda ocasión para intentar restablecer la armonía perdida. La suma de pequeñas actuaciones motivadas con correctas decisiones, podrán, a pesar de su escala relativa respecto a la gran escala de la ciudad y su paisaje, ir poco a poco recuperando “naturalidad”. En este sentido pretendemos plantear nuestra propuesta, analizando fronteras y contornos creados por el azar y la necesidad, para aprender en sus complejas leyes las naturales y fluidas condiciones de sus límites y perfiles, apreciando y valorando las asombrosas analogías que se producen en fenómenos de naturaleza y escala absolutamente dispar. La expresión de Setúbal en el setecientos, ciudad por necesidad de eminente carácter defensivo, confinada por su preciso perímetro amurallado con la estratégica situación de sus bastiones encuentra una curiosa analogía en la obra Rapid Transit, de Franz Kline, creada sin más compromiso que la abstracción bajo las rápidas y azarosas expresiones de la brocha que determina un potente contraste de contornos y fronteras, la batalla del negro y el blanco, de la figura y el fondo en el que sería difícil establecer entre los desbaratados trazos la preponderancia de uno sobre el otro. En este libre juego de entender las cosas sin necesidad de razonamiento, participando simplemente con el interés expectante de los emocionantes fenómenos que la naturaleza nos ofrece, la costa de Portugal en su escala territorial dibuja un sugerente perfil en cuyo contorno, la tierra y el mar, como en la obra de Kline, establecen un interesante dialogo de opuestos. Con algo más de imaginación el perfil construye, en forma diagramada, una escala de oscilaciones de una línea horizontal en el que la posición de sus ciudades actúan como parámetros que permiten medir el rango de desviación de la oscilación, generando la osada tentativa de definir una ley en la formación del azar o al menos una codificación sustentada en la lógica formal. En esta forma de operar utilizando un lenguaje simbólico artificial haciendo abstracción de los contenidos, diversos perfiles de la naturaleza encuentran su escala común; desde los farallones de la costa, perfiles con modificaciones lentas y progresivas hasta las rápidas evoluciones de las nubes que en su superposición sobre los relieves del horizonte van construyendo magníficos contornos de densidades que varían en infinitas y rápidas expresiones, constituyendo distintos tiempos de una misma realidad. En el análisis de los ejemplos desarrollados, que podrían extenderse a infinidad de casos, existe la posibilidad establecer múltiples parámetros con evoluciones variables en el tiempo dando infinitas posibilidades de formación en sus perfiles, pero siempre hay en todos ellos una constante que parece inmutable: LA ARMONIA, y pretendemos que este concepto, tantas veces ajeno en los procesos artificiales sea la palabra llave de nuestra propuesta.